Otro "no rotundo" pone patitas fuera a la minería.
Felices los "democráticos" ecologistas y cívicos defensores de la
boluntad popular (la misma que nos puso en la disyuntiva Alan-Ollanta y que por otros lados trajo a Hitler, por ejemplo) quienes aplauden y se ufanan de haber puesto contra las cuerdas al gobierno. Ya sabemos que es "cool" vencer a los ricos y poderosos, pero vaya uno a saber quien saldrá perdiendo al final. ¿Estarán allí los románticos oenegeros y demás
comisarios populares para cuando la
minería informal -más contaminante y explotadora que la formal- haga estragos en el "paraíso" que acaban salvar?
La consulta en Majaz fue como preguntar a la gente si desean contaminación o no, entendiéndose por contaminación únicamente a la minería. Siendo que la población estuvo constantemente bombardeada por sus propias autoridades coludidas con las organizaciones e intereses antimineros (los formales), el "No" resultaba ser la respuesta "lógica".
En términos reales el "Sí" mantenía la posibilidad de seguir negociando la forma en que la mineria formal pueda establecerse en el lugar bajo la vigilancia de las instituciones del estado. Con el "No" todas esas posibilidades
legales se cortan de cuajo. No hace falta ser un genio para darse cuenta que con este "gesto cívico" no se va a resolver ningún conflicto, sino todo lo contrario, pues los incendiarios
se encuentran legitimados para "dialogar" con el gobierno. Y ya sabemos lo que sucede cuando
los sordos se sientan a la mesa.
Existe un aprovechamiento de las "conciencias cívicas" que se disfraza de preocupación social y humanitaria. No dudo que haya "antimineros de buena voluntad", pero resulta pasmosa su cerrazón ante la realidad que siempre es terca, y que lamentablemente se encargará de demostrar porqué el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
Por Guille da MausTags: Majaz consulta popular Piura minería