Gracias a la tolerancia y paciencia de Susana Villarán para permitir que en su
blog se desarrollen discusiones incluso con anónimos, conocí del caso de
Melissa Patiño Hinostroza.
Pospost nos la recuerda (como Melissa "Alfaro") hoy. Se trata de una joven poeta (y estudiante de Administración) que hace casi un mes fue
detenida en Tumbes en compañía de presuntos subversivos. Sus defensores
dicen que el viaje de la joven poeta se debió al puro interes artístico cultural y que, por tanto, fue víctima de las circunstancias que la juntaron con ex-emerretistas y otras perlas. O sea, su sensibilidad artística prácticamente la cegó ante las obvias inconveniencias (suponiendo que estaba en desacuerdo con la ideología subversiva) de irse a juntar con los angelitos de la revolución bolivariana, dizque sensibles como ella.
¿Tan ingenuos pueden ser los poetas? Conocemos la
historia de
Javier Heraud que terminó integrando un comando guerrillero que no iba precisamente a repartir flores por la selva. Heraud fue muerto por el ejército, lo que prácticamente significó su "santificación". Su martirio, al igual que el del Che, sirvió como ejemplo de lucha por un ideal. Un ideal que pretendía alcanzarse derramando sangre a punta de balazos. ¿El fin justifica los (sangrientos) medios?
No sé si pudiera ser el caso el Melissa Patiño pero al parecer ella no andaba lejos de la aventurilla revolucionaria disfrazada de "compromiso social" y amor al arte. Detenida por su asistencia al
II Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana en Quito (Ecuador), debió haber sido extremadamente ingenua o torpe para no darse cuenta que esa reunión tenía carácter eminentemente político y subversivo. De hecho, los
saludos a los reunidos estuvieron a cargo del recientemente abatido mando de las FARC,
Raúl Reyes:
La CCB (que
reclama a Melissa y los otros detenidos como miembros suyos) abiertamente
proclama sus simpatías al terrorismo de las FARC y de otros grupos subversivos de la región (el peruanazo MRTA incluído) como buenos bolivarianos que son. Que su congreso haya sido legal y transparente no le quita lo subversivo, pues los últimos acontecimientos han demostrado las simpatias y compromisos del actual gobierno ecuatoriano con la Revolución Bolivariana chavista, socia de las FARC.
Melissa actualmente se encuentra bajo investigación de la DIRCOTE que
dice tener pruebas suficientes como para mantenerla detenida. Ella como sus defensores juran que no tenía nada que ver con la subversión. Sin embargo sostener su inocencia vía la ingenuización (por no decir "estupidización") no la va a favorecer en nada. Ni este gobierno es el mounstruo "macarthista" (uno de esos epitetos grandes para pensamientos pequeños) que persigue a la gente por sus ideas, ni el mero amor al arte puede justificar el cegarse ante proyectos políticos totalitarios que se conducen abiertamente por el camino de la violencia. Como que el sentimentalismo puro puede ser causa de toda clase de aberraciones.
OTROSÍ: Cito un par de parrafos del
post de
Gustavo Faverón P. en su blog
Puente Aéreo sobre el tema:
¿Alguien me explica desde cuándo es el interés literario lo que hace inocentes a las personas? Yo, en mis años de universidad, también conocí a muchos chicos y chicas, jóvenes de veinte años o incluso menos, con gran interés en la poesía o en la danza moderna, muy activos en la promoción de las artes, con quienes hablé no una sino muchas veces y siempre me parecieron buena gente, y que resultaron sumergidos en Sendero Luminoso hasta el cogote.
Lo repito: Melissa Patiño puede perfectamente ser del todo inocente; es más: ojalá lo sea. Y es obvio que nadie tiene derecho a tratarla a ella ni a nadie más fuera de los límites de la ley. Y es igualmente claro que no podemos convertir el Perú en un estado policial en el que la sola expresión de un ideal político sea causal de arresto, aunque entiendo que una Coordinadora no coordina ideas, sino acciones.
Por Guille da MausTags: Melissa Patiño,
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