¿Cuantas veces hemos escuchado que para ganar una elección hay que llegar al corazón del pueblo? Efectivamente hay que apuntar directo al corazón y no al cerebro: el común de las personas no tiene el tiempo ni las herramientas necesarias para elaborar un juicio acertado.
Los demagogos profesionales saben sacar el jugo al juego de percepciones del ciudadano de a pie. ¿Como así? Fácil: si vemos desempleados, mendigos, delincuencia en todas partes, etc... la conclusión es "obvia". Lo único que tiene que hacer el prestidigitador es mostrar las causas poniéndoles un nombre asequible a la mente del común: neoliberalismo, derecha, partidocracia, etc... Eso de los procesos de acumulación del capital, el intervencionismo estatal, las curvas de satisfacción, el desequilibrio demográfico, los mecanismos de inclusión-exclusión, bla, bla,... es para chinos. Como "vivimos en un infierno" hay que señalar los culpables a batir, no causas abstractas a las cuales no se les puede convertir en receptores de nuestra rabia y frustración por ser no-personas. Este es el origen de la nefasta ideología del tercermundismo: el culpable de nuestra pobreza es un otro que se hace rico a costa nuestra.
Pero no es que Lourdes intente dar cátedra en el desierto, salvo una que otra brillante (y valiente) intervención que prácticamente le ha costado puntos en el encuestómetro. Su problema obviamente está en que personifica todo aquello que el pueblo sospecha que es su enemigo. La "Guerra Sucia" consiste en resaltar esas ideas y preconceptos. Y eso no se podrá revertir prometiendo el oro y el moro a los votantes.
¿Serán vrutos sus asesores de campaña?
Por Guille da MausTags: Guerra Sucia, Lourdes Flores, Elecciones 2006.
Y en momentos como estos el nombre de tu blog se vuelve irremediablemente ad hoc con la situación...
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