FANTASIAS ORWELIANAS

Dice que no trae mensajes de odio ("la derecha insolidaria", "estoy contra los ricos"), ni amenazas. Pero algunas propuestas orwelianas del candidato aprista me hacen dudar el apoyarle contra el gorila Hugo Chávez:

(Alan García) se reunió con representantes de las instituciones culturales del país, de donde salió con una idea clara, que - según dijo - ya se había estudiado y reflexionado en el seno partidario: la creación del Ministerio de Cultura, en un eventual gobierno aprista.
Aseguró que esto no generaría un gasto extra al Estado, argumentando que lo único que se haría es agrupar a las diversas instituciones existentes - como el Instituto Nacional de Cultura - en una cartera ministerial, para que la actividad y producción cultural tenga voz y voto en el Consejo de Ministros.
"No quisiéramos crear un puesto burocrático más y crear un gasto adicional al Estado. No tenemos a nivel del Consejo de Ministros quién defienda activa y directamente a la cultura", acotó tras sostener que este es un tema central para el Apra, porque es una de las formas de promover la identidad nacional, y un eslabón en el camino de convertir al Perú en el primer país de la región, lo cual es posible realizar - aseguró - en los próximos 10 años.

Y ya volvimos con los engañamuchachos ("aseguró que esto no generaría un gasto extra al Estado"), pero a lo que vamos es ¿Necesitamos un "Ministerio de Cultura" para proteger nuestra cultura?

Atención estudiantes: ¿Quien tuvo la maravillosa idea de inventar los "Ministerios de Cultura"? Goebbels, el jefe de la propaganda nazi en la Alemania de Hitler. ¿Por qué? Es la mejor forma de controlar los pensamientos de la gente mediante el control e imposición de sentidos y significados en complicidad con ciertas élites letradas, bajo la excusa de proteger las expresiones vernáculas. Pero el ejemplo que García debe tener en mente seguramente es el de Francia.

En 1966 Charles de Gaulle gobernaba Francia como si fuera el Rey Sol. Autoritario y estatista, había colocado al intelectual profesional por antonomasia, Malraux, al frente del Ministerio de Cultura ("Ministerio de Acción Cultural") que bajo su égida fue más que nunca una institución estatal de manipulación y propaganda. Marginados por ese establishment han sido cineastas como Jean-Luc Goddard e intelectuales como Aron, Revel y Finkielkraut, a quien le cayó encima todo el peso de los medios y la comprometida intelectualidad francesa por cuestionar el tótem de la multiculturalidad (por las violentas manifestaciones de los musulmanes a finales del año pasado), el más grande fracaso de la cultura francesa.

Al respecto de la cultura subvencionada por el ministerio de cultura francés, el recientemente finado intelectual Jean François Revel observaba que el director que monta una obra con capital privado, que es bien recibida por el público (y por tanto, ganando millones), es despreciado, porque ha hecho concesiones comerciales al teatro. En cambio, un director que recibe subvenciones del Estado y le va mal con el público -porque su obra es mala-, es justificado porque el artista se sacrifica por su arte cuando el público lo rechaza. Termina Revel con esta reflexión: "Los primeros han dado de comer a unos actores, técnicos, decoradores, camareros, cajeros, contables, operarios, durante doce meses, han pagado un alquiler e impuesto, pero sólo son tenderos. Los segundos han desvalijado a los contribuyentes aprovechándose de los favores de un ministro: son alabados por la crítica e invitados a la fiesta en los jardines del Elíseo el 14 de junio".

Malacostumbrados a (o deseosos de) apoyo estatal, actores, artistas e intelectuales tienden a descalificar toda expresión "comercial" por el mero hecho de serla. Yo me pregunto, ¿por qué comercio y cultura tienen que ser mutuamente excluyentes? ¿Es que no es posible promocionar la cultura sin tener que robarle el dinero a los ciudadanos?

Con similar talante, otros ejemplos deplorables de ministerios de cultura puestos al servicio de ciertos intereses los tenemos en España, donde se intenta reescribir la historia a favor del socialismo; y en países como Venezuela y Cuba donde se reparten premios y reconocimientos a los propagandistas del régimen, así como humillaciones y censuras a sus detractores.

Volviendo a nuestra realidad, recordemos que INC es la encargada de dictaminar que expresiones o actos son de "interés cultural" que libere de absurdo de pagar impuestos (robo institucionalizado) a todos los artistas que deseen organizar eventos tales como conciertos, exposiciones, pasacalles, etc. Sino pregunten a nuestros rockeros locales que lograron su reconocimiento despues años de lucha bajo la consigna Rock es Cultura. El cineasta Armando Robles Godoy ganador del premio CONACINE se encontró con problemas legales derivados del mismo galardón, que dificultaron la producción y distribución de su película Imposible Amor.

A pesar de la catastrófica situación económica (que nuestros demagogos disfrutan denunciar con aires mesiánicos), nuestro cine, teatro y producción televisiva sin ningún apoyo estatal están saliendo adelante con producciones de calidad. Con los tristes ejemplos del INC y del CONACINE nos queda sugerir a los candidatos que, si de verdad desean apoyar la cultura, recuerden que mucho ayuda quien no estorba.

FUCKTUALIZACIÓN: El escultor Victor Delfin insiste con la fantasia.

Por Guille da Maus

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