Ya que está de moda hablar de ratas y hacer de su cacería la perla del guasamandracón de promesas políticas por demanda ciudadana, relajemos al impajaritable fariseo cívico que habita en nosotros y echemos un ojito a lo que nos dice Ludwig Huber un estudioso de la cultura de la corrupción:
El termino corrupción es usado constantemente.¿Qué podríamos entender por corrupción?Digo, para que no nos deshagamos en lamentos ciudadanos y cívicos rasgamientos de vestidura si vemos que, pese a las promesas, arriba las cosas siguen igual.
Es un poco difícil porque cada vez se están incluyendo más conceptos y más tergiversaciones de las leyes en el concepto de corrupción. Desde la violación sexual hasta el robo, todo es corrupción. Hace tres años, Gloria Helfer, la ex ministra de Educación, hizo un estudio sobre corrupción en la educación en Ayacucho y en sus talleres ha encontrado 41 ó 42 conceptos distintos sobre corrupción. Ante esta diversidad me baso en la definición del antropólogo mexicano Claudio Lomnitz que dice que 'la corrupción es lo que la gente dice que es corrupción', o sea cómo la trata en su vida cotidiana. Ahora, la definición hegemónica indica que la corrupción es el abuso de un cargo público en beneficio privado. Pero eso es demasiado estrecho y no se ajusta a la realidad.
¿Qué es lo que más le sorprendió al estudiar el fenómeno de la corrupción en el Perú?
En mi librito sobre la corrupción en el sector educativo en Ayacucho se muestra que todas las personas entrevistadas están en contra de la corrupción, todos dicen que es mala, que es nefasta, en fin. Es decir, existe un discurso anticorrupción pero a la vez una práctica generalizada de la corrupción. Es decir, existe una tremenda contradicción. En la práctica existe un alto nivel de permisibilidad que tiene sus causas en una modernización que es inconclusa. Es decir, acá no hay un estado moderno. No hay una sociedad moderna acá. Eso no quiere decir que estemos en la edad media, para nada. Pero, sobre todo lo que falta es desarrollar la reforma del estado. Esta reforma es un primer paso, pero no suficiente porque la sociedad tiene que asumir su rol en esto.
¿Son hipócritas entonces gran parte de los que critican los escándalos de corrupción?
Quien sabe emplee una palabra un poco dura, pero hay mucha hipocresía en todo esto. Hay mucha gente que se escandaliza, pero si se pregunta y se analiza su conducta freudiana hay una gran disposición a la corrupción en pequeño nivel. También en la vida cotidiana de mucha gente que ahorita está escandalizada. Es un problema que atraviesa todos los sectores de la sociedad y no solamente de las cúpulas que ahora están en el ojo de la tormenta (Caso Rómulo León y Alberto Quimper). Estamos ante un problema porque la corrupción está asentada en la sociedad misma. No solo es un problema de los políticos.
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