Principista y jurídicamente no se puede, pues podríamos quedar aislados por vulnerar los sacrosantos DD.HH. Sin embargo, en ese mismo nivel de reflexión, existen argumentos a favor (liberales) que Aldo Mariátegui consigna en su chelitorial del diario "Correo":
De acuerdo, es durísimo el fin programado de una vida, pero –como alguna vez me dijo sabiamente Hernando de Soto- necesitamos garantizar drásticamente ciertos elementos de convivencia básicos para que nuestra sociedad funcione y sus ciudadanos se desarrollen en paz. Y este tipo de personajes no son “redimibles”. Un monstruo que desflora bebitos, un violento que mata para sus fines (ya sean robar, intimidar, imponer una dictadura ideológica, etc.), un desalmado que priva de su libertad a otro y lo comercia vía extorsión o los líderes de organizaciones que promueven la violencia en gran escala para transar droga dura no se van a “rehabilitar” y ser buenos ciudadanos. Creer eso es “poesía” romántica, idealismo adolescente universitario, no elemental sentido común adulto.
En todo caso, recomiendo entrar a http://www.wesleylowe.com/cp.html#deter y http://www.prodeathpenalty.com/ para examinar el tema. De allí saco algunas citas para reflexionar.
“Es al equiparar la máxima pena con la toma de una vida humana que afirmamos el valor supremo de la vida humana” (Edward Koch, liberal ex alcalde de Nueva York).
“La pena de muerte no debe ser abolida solamente porque es repulsiva. Es infinitamente menos repulsiva que los actos que la invocan” (D.A. Zoll, destacado catedrático de Arizona State University).
“¿Acaso multar a un criminal muestra falta de respeto hacia la propiedad o encarcelarlo hacia la libertad personal? Así de irracional sería pensar que tomar la vida de un hombre que tomó la vida de otro es mostrar falta de respeto a la vida humana. Al contrario, mostramos nuestro respeto a ésta por la adopción de una norma que establece que aquel que viola ese derecho de otro pierde ese derecho para sí mismo y que mientras ningún otro crimen que cometa le quitará su derecho a la vida, pues éste sí” (John Stuart Mill, gran filósofo inglés).
“El castigo es la forma mediante la cual la sociedad expresa su denuncia del mal proceder, y para mantener el respeto a la ley es esencial que el castigo infligido a crímenes graves reflejen la repulsa que siente la mayor parte de la ciudadanía hacia éstos. Es un error considerar al castigo como un disuasivo, o reformatorio o preventivo o algo así. La verdad es que algunos crímenes son tan atroces que la sociedad insiste en un castigo adecuado porque el delincuente lo merece, al margen de que éste sea disuasivo o no” (Lord Denning, magistrado inglés).
Por Guille da Maus
Tags: Pena de muerte.
no solo es que aprendan a no ir contra los demás, sino que se debe proteger a los que aún no han sido atacados. un violador suelto, un nuevo crimen por ocurrir en cualquier momento.
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