sábado, 18 de agosto de 2007

ESTAFAS SOLIDARIAS

Es triste ver que ciertas personas buscan aprovecharse del dolor ajeno. No hablemos de los comerciantes o empresarios inescrupulosos que suben exageradamente sus precios, pero que también se encuentran dentro de cierta formalidad o exposición que permite a las autoridades o entes reguladores dar cuenta de ellos en defensa de los consumidores, por lo menos. Hablemos de los "anónimos" (porque suelen usar nombres falsos) que se hacen pasar por funcionarios del gobierno, o miembros o "colaboradores" de instituciones como Defensa Civil, la Cruz Roja, la iglesia, etc., para pedir aportes monetarios. No solamente aprovechan los "tiempos de calma" montando colectas falsas o fingiendo ser mendigos, sino que aprovechan los llamados a la solidaridad para pescar en río revuelto.

No es que los inocentes o "nacidos ayer" abunden, pero nuncan faltan los ingenuos -tanto nacionales como extranjeros- que se tragan el cuento y entregan su donativo a estas personas. Hace unos momentos me enteré que en los chats (Yahoo, mIRC, etc.) estan pululando estos falsos solidarios que piden donaciones via giros o dépósitos bancarios a nombre de personas específicas, y que algunos spam vía e-mail consignan otros números de cuenta haciéndolos pasar por los correspondientes a las instituciones organizadoras. ¿Se puede ser tan caradura? Pues si, y les funciona.

Si no fuera porque se hace un mercado de la sensibilidad (con musiquita de violines de fondo) la gente andaría mas despierta ante esta explotación de la buena voluntad. De un tiempo a esta parte se busca sensibilizar conciencias recurriendo a "imagenes desgarradoras", especialmente las de víctimas infantiles. Emocionalmente hablando, las imágenes que reflejan y/o transmiten el dolor son inapelables. Pero tratándose de situaciones extremas como la que nos está tocando vivir, lo menos que podemos hacer es no permitir que los meros "impulsos del corazón" gobiernen nuestros actos. Así no sería difícil advertir que, en ciertas manos, el dolor ajeno suele convertirse en poderoso instrumento de propaganda y de provecho personal.

Estemos atentos.

Por Guille da Maus

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