Usted denuncia cómo «el viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista. Pero siempre anticapitalista, contra la inversión». ¿Hay hoy en el Perú una mentalidad preparada para abrir las puertas a grandes inversiones externas?Wow. Amigo del gran capital mientras se proclama de izquierdas para ganarse apapachos. Si esta será la fase definitiva de la evolución de nuestro personaje, está por verse. Sabe que luciendo la camiseta zurda puede capitalizarse políticamente... para ganar elecciones sobre todo. Pero al menos intuye de qué izquierda hay que alejarse (y porque):
Por lo menos yo tengo esa lógica. En el fondo de todos nosotros subyace el principio primitivo de creer que todo capital y toda riqueza es trabajo no pagado y arrebatado a alguien. Es posible que en algunos casos el capital sea trabajo no pagado, lo que no se dice es que el capital no puede vivir sin reinvertirse. Y la reinversión es la vuelta del capital a la sociedad. El ciclo del capital es el que nos interesa. Yo creo que la colectividad en su conjunto tiene que estar por encima del interés individual. Pero estoy convencido también de que en esta época el capital no puede ser diminuto. Es muy respetable el pequeño capital, pero el capital que avanza, el que progresa tecnológicamente, el que violenta las fronteras y pa
sa gracias a las telecomunicaciones y la revolución cibernética, ese capital es el único que puede, si es bien orientado, terminar con la destrucción del medio ambiente. El medio ambiente lo destruye el semi capital que tala árboles y no los repone o el que hace minas con mercurio y ácido sulfúrico. Con el gran capital usted puede ponerse de acuerdo y marcarle normas de medio ambiente. Y él tiene tecnología y optimización suficiente para trabajar con menores costos. Y todo eso tiene como consecuencia reducir la pobreza. Un gobierno de izquierdas jamás puede ser enemigo del gran capital. Es enemigo del monopolio, del abuso, del egoísmo absoluto, pero tiene que ser aliado del gran capital. Yo creo que eso, al final, es lo que hizo Felipe González.
¿Qué ha ocurrido en este continente para que haya podido desatarse la tormenta bolivariana con tanta fuerza?Razón de más para reventarle cuhetes al Rey en su particular estilo barroco:
Que subió el precio del petróleo. Con dinero se agita cualquier cosa. De 20 a 100 dólares el barril, se ha quintuplicado y convierte en potencia a cualquier pensamiento. A lo largo de 2000 años de historia hemos visto que todo el que tiene los recursos se vuelve infalible. En todo caso, yo respeto lo que haga cada uno con sus recursos y su petróleo. Y si se decide ir a un modelo más confrontacional, como en el caso de mi amigo Chávez, él es libre de hacerlo. El problema es si será eficaz el modelo. Sigamos navegando y en tres o cuatro años comparamos nuestras cifras.
¿Qué pensó cuando escuchó al Rey espetar en Santiago el sonoro «Por qué no te callas»?¡Coño!
Muy cervantino. Para no decir quijotesco. Pero en el buen y bello sentido del término. El buen Alonso de Quijano había dicho alguna vez «peor es meneallo Sancho». Estaban las cosas para hablarse francamente y no sé por qué se escandaliza todo el mundo con la frase del Rey despuésde lo que yo escuché allí dentro. Yo llamé al Rey para decirle «muy bien lo que has hecho, hay que poner un poco de orden y que dejemos de gritarnos y de recriminar cosas». Que si tú hiciste la conquista… ¡Por Dios! Si nos vamos a quejar de cosas ocurridas hace quinientos años…
Por Guille da Maus
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