El Perú está en un momento especial, expectante, que podría permitirle salir del vaivén de ciclos cortos de expansión y recesión, sin superar sus niveles históricos de crecimiento, pobreza y desigualdad. Nunca hemos tenido tantos años seguidos de crecimiento del PBI, de los más altos en América Latina. La balanza comercial es positiva, la inversión privada ha crecido y se ha reducido el peso de la deuda externa respecto al PBI, mejorando la calificación de riesgo país.Pero no hay que ser mezquinos. Hay avances, pequeños, poco espectaculares, pero los hay. Como nunca tenemos la posibilidad de hacer las cosas bien, pero poco a poco. Sin apuros costoplacistas ni vueltas al pasado.
Sin embargo, también hay evidencias que ratifican que la economía peruana es bastante heterogénea y con grados diversos de conexión interna. Durand habla con acierto de tres economías: la formal, la informal y la delictiva. Por eso, pese a la expansión del polo formal, la pobreza rural ha bajado muy poco, a diferencia de la pobreza urbana, y la sierra y la selva tienen otros ritmos distintos que la costa. Ya hace tiempo los economistas del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico y del BBVA Continental habían venido señalando que la elasticidad PBI-empleo y PBI-pobreza son bajas, lo que quiere decir que por cada punto de crecimiento económico las variaciones en el empleo y la pobreza son bastante menores. Esta heterogeneidad es la que crea la imagen del vaso medio lleno o medio vacío, según desde donde se mire.
Vía El Comercio
Por Guille da Maus
Tags: economia crecimiento pobreza
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